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Señales de que tu Pyme está sumergida en el caos

  • Foto del escritor: Business COACH Javier Maldonado
    Business COACH Javier Maldonado
  • 16 oct 2020
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 18 dic 2020




La antítesis del orden es el caos. Uno se imagina, cuando escucha la palabra caos, algo sin pies ni cabeza, que no funciona, que es gigante y no deja pasar.


Sin embargo, el caos en la vida real luce muy diferente: se disfraza de orden.


Como ya lo hemos dejado en claro, el orden es un elemento primordial a la hora del crecimiento de cualquier negocio.


Todo tiene un antes, un durante y un después; no se puede correr sin aprender a gatear y luego caminar, ¿cierto?


¿Qué es el caos?


En pocas palabras, es todo lo que no permite que todo el esfuerzo y las horas de trabajo no rindan frutos.


Normalmente conocemos esto como productividad y se mide en escala negativa y positiva.


Es muy importante señalar que el caos no necesariamente es un gran desorden gigantesco que no te deja ni moverte; en ocasiones podemos estar sumergidos en él sin siquiera darnos cuenta y esto es porque estamos muy acostumbrados a él.


Uno de los grandes enemigos de la productividad es el caos y eso se debe a que normalmente nos encontramos perdidos y sumergidos en nuestro ritmo de trabajo diario y eso dificulta que seamos productivos.


Puedes tener tus objetivos claros y tus prioridades bien definidas, Pero si tienes más cosas que hacer que tiempo disponible, algo no va bien y necesitas poner orden en tu trabajo, hábitos y rutinas.


Vivimos en una sociedad sometida a las prisas a una continua aceleración física y psicológica. Tenemos que estar todo el tiempo eligiendo constantemente entre diferentes alternativas y asumiendo cada día más responsabilidades.


Nuestras vidas son una continua jornada extensiva.


Nuestro día una montaña rusa que dificulta el ser productivo de manera continua.



Nos hemos subido a un carrusel de tareas, activado por el dispositivo multitarea, que no para de dar vueltas y del que no sabemos cómo bajarnos, y a la espera, una interminable lista de aún más tareas, de cosas por hacer, que a ver si se puede mañana, la semana que viene o nunca.


¿Qué señales nos advierten que estamos en una situación de caos y desorganización?


El principal síntoma es cuando has llegado a una situación en la que necesitas tiempo extra para sacar la sobrecarga de trabajo y robas ese tiempo a tu ocio y descanso.


Esa circunstancia está provocando deterioro en tus relaciones personales y sociales y está haciendo mella en tu salud física y psicológica.


Estas son algunas de las señales, que te advierten de tu problema de caos y desorganización:


  • Desorden generalizado por la falta de tiempo para abarcarlo todo.

  • Se te acumulan los asuntos pendientes.

  • Empiezan las prisas, los agobios y el sobreesfuerzo.

  • Desorientación en cuanto a tus objetivos y prioridades.

  • Descoordinación con tus colaboradores.

  • Fallos de comunicación.

  • Tendencia a la improvisación.

  • Demasiados errores.

  • Falta de puntualidad con tus compromisos y en tus plazos.

  • Pesimismo, actitud negativa, desmotivación y pereza.


Estas señales, empiezan a generar hábitos que te producen un caos interno. hábitos que han nacido como consecuencia de tu forma de proceder y trabajar.


¿A qué hábitos internos me refiero?



A un tipo de hábitos, que aunque a ti te parezcan normales, pueden resultar un obstáculo para tu productividad.


Te daré 4 ejemplos de hábitos que acompañan al caos productivo porque tu mente está desordenada.

  • El hábito de trabajar a modo multitarea. quieres acabar rápido con tus tareas pendientes y tu mejor opción es hacer varias cosas a la vez.

  • El hábito de acaparar tareas, porque no sabes cómo delegar y estás convencido de que no necesitas colaboración; prefieres hacer las cosas por ti mismo.

  • El hábito de la improvisación: partes de una actitud reactiva, improvisas según se van presentando las cosas sin planificación.

  • El hábito de la postergación: originado por la indecisión, el miedo a equivocarse y el no saber por dónde empezar.

Ahora viene la parte difícil: la de aceptar que estás cometiendo alguno de estos errores.


Pero no te preocupes, en realidad eso no es lo grave.


Lo verdaderamente grave sería cometerlos pero no hacer nada al respecto.


Recuerda que si tienes una pequeña o mediana empresa, si eres un emprendedor o dueño de un negocio familiar, puedes solicitar un diagnóstico gratuito para saber dónde está tu negocio y hacia dónde se tiene que mover para llegar al éxito.



 
 
 

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